Mamás agotadas y el síndrome de Burnout

Mamás agotadas y el síndrome de Burnout

Ser mamá es una experiencia increíble y hermosa, eso no se discute. Pero seamos sinceros, es agotador. Estar pendiente 24/7 del cuidado de un pequeño ser humano, hace que vayas acumulando noches sin dormir, pendientes, estrés y agotamiento físico y mental ¿Qué mamá no se ha sentido así? Esta sensación tiene nombre, se llama síndrome de burnout.

¿Sabes qué es el síndrome de Burnout?

Es una respuesta física y emocional de tu cuerpo cuando ha estado sometido a un periodo de estrés intenso y prolongado. De hecho, también es un problema común entre profesiones como médicos, enfermeras, teleoperadores, policías o trabajadores sociales.

El principal problema es que el Síndrome de Burnout provoca una serie de síntomas que puedes confundir fácilmente con otras enfermedades. Síntomas como dolores de cabeza recurrentes, insomnio, fatiga intensa y problemas gastrointestinales. También causa algunos síntomas emocionales, como la ansiedad, depresión, irritabilidad y distanciamiento. Además de esto, también puedes experimentar un intenso sentimiento de impotencia y desesperación desde que te levantas.

¿Cómo no vas a sentirte cansada? Si todo tiene que estar bajo control. Terminar tus pendientes en la oficina, estar con tu familia, revisar sus tareas del colegio, tu pareja, la casa, tus amigos, llevarlos a clases extracurriculares… No sabemos cómo, pero logras cumplir con todas tus responsabilidades profesionales y personales. Solo que el precio es sentirse desmotivada.

Ahora, no tienes porqué sentirte así. Hay 5 acciones que puedes ir incorporando a tu día a día para evitar padecer de este síndrome.

Delegar: esta es la palabra clave. Pedir ayuda no es signo de debilidad y te puede librar de tareas diarias. Apóyate en las personas que te rodean como tu pareja, tus padres o tus amigos. Aprende a reconocer tus límites y busca maneras de resolver problemas.

Buscar ayuda no solo te permitirá sentirte más con menos carga, sino que también te dará la oportunidad de tener más tiempo para ti. Todo esto se verá reflejado positivamente en tu relación familiar, ya que si estás feliz, transmitirás ese estado de ánimo a tus hijos.

Mantener el contacto: el aislamiento social y afectivo no es nada positivo. Aunque el contacto sea virtual, no pierdas la relación con tus amigos y familiares. Si puedes dejar a tus hijos con una cuidadora profesional o con alguien cercano para salir a tomar un café, esto te recargará las pilas de una manera increíble.

Reserva un tiempo para ti: A menudo las mamás dejan de lado sus necesidades, priorizando a la familia. De hecho, siempre encuentran una buena excusa para anteponer las necesidades de los demás por encima de las suyas. Sin embargo, para evitar el Síndrome de Burnout es imprescindible que encuentres tiempo para ti. Reserva algunas horas de la semana para relajarte y liberar las tensiones cotidianas.

Asume un estilo de vida más sano: El estrés no solo es un problema emocional sino que también está determinado por tus hábitos de vida. Llevar una dieta sana, practicar actividad física y aprender técnicas de relajación te ayudará a evitar el estrés.

Prioriza las tareas del día: Aprende a jerarquizar las tareas y a priorizar aquellas que sean realmente importantes. Si al final del día no has hecho todo lo que tenías programado en tu agenda, no te agobies.

Si en algún momento te has sentido así, es necesario que tengas un cambio de chip. Tienes que aprender a llevar la corresponsabilidad con tu pareja porque si haces todo por todos, nadie verá la necesidad de tener que ayudarte. No tienes que poder con todo, debes saber dónde están tus límites y buscar soluciones para sentirte bien tanto contigo misma como con tu entorno y familia.